Tu hijo apenas cumplió un mes de vida y ya no le queda ese mameluco divino que le regaló tu hermana. Han pasado dos meses y ya tienen que ir de compras porque le hace falta ropa. Tiene un año, y la ropa que ha dejado a lo largo de 12 meses ya no alcanza en su clóset… Desde que un bebé nace, la primer señal de un buen desarrollo es que su guardarropa cambia constantemente. Vete acostumbrando, así sucederá por muchos años. Lo mismo pasa con los zapatos, el pie crece y crece y esos tenis que tanto te gustan apenas tendrán unas cuantas puestas. Y eso es lo normal. Preocúpate cuando los meses pasen y siga usando la misma ropa, porque entonces algo no anda bien.
La baja estatura de un menor generalmente es descubierta por los padres cuando los compañeros de escuela o los familiares –primos, sobrinos– empiezan a verse más altos que sus hijos, además, por supuesto, de la anécdota de la ropa. Y vaya que es una de las principales preocupaciones de los padres, pues 8 de cada 10 consultas al pediatra se agendan por una sensación de que el niño o la niña tienen una talla baja.
Entre los 4 y 10 años de edad, un niño debe crecer, en promedio, 6 centímetros, o lo que es lo mismo “dos bastillas del pantalón”, nos dice el Dr. Arturo Ayala, especialista en endocrinología pediátrica por el Hospital Infantil de México “Federico Gómez”. ¿Y por qué un niño puede ser bajito? “De los casos de estatura pequeña, un 90% es considerada dentro de un rango normal, como parte de su historia familiar, y sólo entre el 10 y el 15% es considerado un padecimiento”, agrega. Las causas son muy diversas, desde una alergia (el niño que la padece muchas veces ve deteriorado su crecimiento debido a los medicamentos utilizados en su control, o, en casos como la alergia alimentaria, la nutrición se ve muy afectada), por padecimientos gastrointestinales (no hay una buena absorción de los nutrimentos) y por una enfermedad conocida como la acidosis tubular renal (incapacidad del riñón para depurar los ácidos de la sangre, inactivando con ello proteínas, vitaminas y hormonas).
También existen causas de origen endocrinológico, como la deficiencia de la hormona de crecimiento, problemas con la glándula tiroides, o por el síndrome de Turner (trastorno genético que afecta el desarrollo de las niñas debido a que un cromosoma X está ausente o incompleto, lo que ocasiona que tengan baja estatura y sus ovarios no funcionan adecuadamente). De igual forma, las displasias óseas, enfermedades crónicas como cardiopatías congénitas o la diabetes pueden condicionar a que los niños sean bajitos.
Sí hay solución a la estatura baja
Las tallas bajas familiares y los retardos del crecimiento sólo ameritan vigilancia médica y optimizar los hábitos dietéticos para que el crecimiento normal vuelva a su cauce. En el caso de que el niño tenga algún padecimiento que esté frenando su estatura, una vez corregida la causa, el menor tendría que mejorar; si esto no sucede, el tratamiento que se sugiere es la aplicación de hormona de crecimiento, pero sólo como coadyuvante. Cuando la talla baja es debida a una causa endocrinológica, es imprescindible utilizarla. El tiempo de uso dependerá de cada paciente y de la enfermedad, explica el Dr. Ayala.
Además, la biofarmacéutica Merck Serono acaba de lanzar la presentación líquida de hormona de crecimiento, una forma más sencilla que simplifica el proceso de inyección. Y es que entre más práctica sea su aplicación, la adherencia al tratamiento y, por ende, los resultados, son mejores.
Algunas recomendaciones para enfrentar la talla baja:
- La visita al pediatra es fundamental para llevar un control adecuado de la talla y el peso de los niños. Durante el primer año de vida deben acudir cada mes. Posteriormente, de forma trimestral; a partir de los 4, dos veces al año.
- Su crecimiento anual debería ser de 6 centímetros.
- En la última década se ha visto que la pubertad está empezando a edades muy tempranas, lo que sobreacelera el desarrollo de los menores. En el caso de las niñas, los periodos menstruales aparecen antes y, desafortunadamente, la estatura se ve afectada. Si los padres notan que esto ocurre, deben acudir al pediatra para que decida qué hacer. La pubertad no debería empezar antes de los 8 años.
- Un sueño de 9 horas continuas garantiza un crecimiento óptimo. Hay que establecer horarios.
- La alimentación debe ser balanceada y suficiente.
- Es necesario que hagan ejercicio. Menos computadora o tablet y más actividad física.
*Nonantzin Martínez cree firmemente que para vivir bien y ser feliz hay que cuidar la salud y alimentarse correctamente; en pocas palabras, seguir buenos hábitos. Le gusta viajar, perderse por horas en librerías, beber té verde y tomar muchas fotos. En el medio editorial, ha sido parte de las revistas Padres e Hijos, Marie Claire, Glamour y Balance, entre otras. Actualmente escribe para Good Housekeeping Latinoamérica y para CNN México. Hace ocho meses se estrenó como mamá.