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Niños que nacen gracias a FIV no tienen problemas emocionales

 
Cuando se opta por la fertilización asistida, uno de los temores más recurrentes es que el proceso no vaya a dejar algún tipo de secuelas en el bebé. Ahora se ha comprobado que los bebés de probeta crecen sin problemas emocionales ni sicosociales. Es más, son iguales de sanos sicológicamente hablando que los niños concebidos sin asistencia médica.
Hace 23 años se empezó a usar la fecundación in vitro en todo el mundo y ya han nacido más de un millón de bebés gracias a esta técnica. Hace tiempo se sabe que este tipo de fertilización asistida no produce defectos congénitos en los bebés, pero quedaban dudas sobre posibles secuelas sicológicas.
Por primera vez los científicos dieron a conocer en Suiza el resultado de una investigación que siguió el desarrollo de centenares de bebés hasta que alcanzaron 11 ó 12 años. Cerca de 400 familias europeas participaron en el estudio. Algunas de ellas concibieron a sus hijos naturalmente, otras con FIV y un grupo de ellas adoptó a sus hijos. No encontraron diferencias entre los niños en cuanto a salud emocional o sicológica. El estudio fue presentado en la conferencia de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología.
«Estos niños tan ansiados resultaron estar bien adaptados y no había evidencias de problemas emocionales o de comportamiento», dijo Susan Golombok, quien encabezó la investigación y es directora del Centro de Investigaciones de Sicología Familiar e Infantil en Londres. Agregó que los niños nacidos de métodos de fertilización asistida eran menos agresivos con sus compañeros que los niños concebidos naturalmente. La investigadora cree que ello se puede deber a que sus padres los valoran aun más por la lucha que implicó traerlos al mundo.