Todo Bebé

Las malformaciones arteriales en los bebés pueden corregirse

La noticia de que tendrían mellizos fue una doble alegría para Miguel Burelo y su esposa María, quienes esperaban su primer hijo. Sin embargo, una malformación arterial de uno de los chicos vino a empañar la felicidad completa. Desde antes de que los bebés nacieran, la cardióloga Madeleen Mas se dio cuenta que uno de ellos tenía la arteria aorta demasiado pequeña.

«Se podía ver al estar los dos bebés juntos en la cama, que Miguel estaba en problemas. Los padres, personas muy buenas, estaban muy preocupados», dice el Dr. Redmond P. Burke, Director de Cirugía Cardiovascular del Miami Children?s Hospital.

El padre del bebé recuerda: «Era algo nuevo para nosotros, desconocido, fue una experiencia definitivamente muy difícil».

El Dr. Burke explicó a la pareja que era necesario operar al bebé inmediatamente, para reconstruirle la aorta. Ellos le preguntaron si ese tipo de intervención se había realizado antes; y el experimentado médico les respondió que sí, pero que posiblemente Miguel fuera el bebé más pequeño al cual se le fuera a hacer esa operación, nacido de manera prematura hacía menos de una semana y pesando 1.4 kilogramos.

Salvando una vida
Los padres de Miguel preguntaron al Dr. Burke cómo lograría reconstruir la aorta. «Les respondí que tendría que enfriar el cuerpo y el corazón del bebé a temperaturas mucho más bajas de lo normal, parar su corazón, extraerle toda la sangre de su cuerpecito, llevándolo a un estado de animación suspendida, y entonces abriría su arteria aorta, tan delgada como una pajilla, tomaría una parte del corazón de otro niño que hubiera fallecido, las cuales se guardan en un banco de tejidos especial, de allí se sacaría un área de tejido que fuera suficiente para reconstruir la arteria aorta de Miguel; con agujas del tamaño del aguijón de una abeja, cosería puntos más delgados que un cabello; después de reconstruida la aorta, volveríamos a suministrarle su propia sangre y comenzaríamos a restaurar la temperatura normal del cuerpo, y cuando estuviera lo suficientemente caliente, el corazón volvería automáticamente a latir; una vez que el cuerpo tuviera la temperatura correcta, desconectaríamos la máquina de circulación extracorpórea y observaríamos cuál era su estado», explicó el especialista.

En otras palabras, sería en cierta forma como llevar al recién nacido a una especie de muerte clínica, para salvarle la vida. Una decisión difícil para los padres. Sin embargo, quien les proponía semejante alternativa era uno de los mejores cirujanos cardiovasculares pediátricos de todo el mundo, a cargo de uno de los equipos humanos y tecnológicos más avanzados y con uno de los mayores índices de éxito en los Estados Unidos.

La joven pareja aceptó que se llevara a cabo la complicada operación y dejaron la vida de su bebé en manos de los médicos.

El Dr. Burke recuerda los resultados de esa cirugía de la siguiente manera: «Aunque el bebé era pequeño, tenía un espíritu muy fuerte. La operación duró cinco horas, su corazón estuvo detenido durante unos 35 minutos. Después de la cirugía, el corazón del bebé quedó muy inflamado, así que dejé su pecho abierto y lo cubrí con un escudo plástico transparente, de tal forma que se podía ver su corazón latiendo. Sus padres podían visitarlo, pero él aún estaba dormido. Después de 24 horas, su corazón se desinflamó y entonces el equipo de cirujanos vino a la sala de cuidados intensivos, quitamos el escudo plástico y cerramos su pecho. En los próximos días lo dejamos que despertara y comenzó a respirar por sí solo, luego a comer, hasta que al final estuvo listo para regresar a casa con su hermano».

Había transcurrido poco más de un mes después de la cirugía.

Un presente normal
El papá de Miguelito hoy en día hace un balance muy satisfactorio. «El bebé ahora tiene 14 meses y su desarrollo es perfecto, de maravilla, va en su proceso completamente normal, de hecho va más adelantado que muchos otros [niños]», dice.

«Se ven muy lindos los dos niños juntos. Fue muy bonito poderlos ayudar», comenta el Dr. Burke.

El Dr. Redmond P. Burke es el Director de Cirugía Cardiovascular del Miami Children?s Hospital. Se puede pedir una cita con él llamando al (305) 663-8401.